Hay palabras y épocas del año que evocan viajes. Una de ellas es el adviento, ese maravilloso compás de espera ante la Navidad.

En Centroeuropa hay una gran tradición de mercadillos en este periodo del año y, en Salacot, que somos muy fans de los viajes inspirados por el espíritu navideño, nos cuesta ponernos de acuerdo sobre cuál es nuestro destino favorito para tomarse un glühwein.

Hoy proponemos Viena, ciudad majestuosa y con un marcado poso de su historia imperial que desde finales de noviembre viste sus mejores galas para esperar la Navidad.

En Salacot te proponemos una visita que combine las dos caras de la ciudad: la Viena de Sissi, de los palacios y de la ópera (en noviembre se estrenan Madama Butterfly y Don Pasquale en la Wiener Staatsoper), los conciertos, y los espectáculos en la elegante Escuela Española de Equitación. Y la cara trendy y cosmopolita, los barrios en los que se dan cita la nueva gastronomía y el diseño.

Pero Viena es también la ciudad de los cafés, que están considerados Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco desde 2011, definidos como «lugares donde se consume el tiempo y el espacio pero sólo se cobra el café».

El café Sperl, donde Gustav Klimt y Egon Schiele pagaban sus consumiciones con dibujos; el Café Landtmann, donde Freud daba lecciones, el Griensteidl, donde se reunía la Joven Viena (Jung-Wien), una sociedad fin de siécle de escritores a la que pertenecía uno de nuestros escritores preferidos, Stefan Zweig. Y por qué no, el Sacher, nuestro favorito, elegantísimo y famoso por su deliciosa tarta de chocolate.

Nota: No te pierdas las instalaciones de la tienda insignia de Swarovsky, hechas por renombrados artistas de todo el mundo.

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